Comenzamos nuestro repaso sobre las cosas que hemos escuchado y queremos compartir en el programa “Mediodía en RNE”, donde se abordó uno de esos temas que golpean de frente: el acoso escolar. Carmen Cabestany, presidenta de la Asociación NACE, recordaba que un 35% de los alumnos ha sufrido algún tipo de acoso. “Hay que actuar desde casa”, decía, “no puede ser que tengamos niños acosadores”. Su frase resonaba más allá de la noticia: un recordatorio de que la educación emocional no empieza en el aula, sino en el salón de casa.
Otra conversación que removía fue también en RNE, con el reportaje sobre los niños hospitalizados y su vuelta a las aulas. Entre batas blancas y pizarras improvisadas, maestros y médicos se coordinan para que el aprendizaje siga, incluso entre tratamientos y pasillos de hospital. La maestra Cristina de Cea contaba cómo los pequeños “se abren más con nosotros, nos cuentan cosas que a los médicos no”. Y uno, al escucharlo, entiende que la escuela también puede ser un salvavidas emocional.
Y si hablamos de salud mental, en “24 horas Fin de Semana”, María de Quesada, de la Asociación La Niña Amarilla, pedía más medidas reales para prevenir el suicidio. “Cada día mueren once personas por suicidio en España”, decía con la serenidad de quien no se resigna. Su voz, firme y vulnerable a la vez, nos recordaba que hablar salva vidas.
En Onda Cero, el espacio “Por fin” de Jaime Cantizano nos dejó dos entrevistas para pensar despacio. En la primera, Javier Recuenco, ingeniero superdotado, lamentaba que “no aprovechamos a las personas con altas capacidades por miedo a lo desconocido”. Un miedo social que acaba aislando a quienes podrían aportar tanto. En la segunda, Jesús Rodrigo, director de CEAFA, hablaba del Alzheimer como “una enfermedad que borra recuerdos, pero no el amor de quienes cuidan”. Detrás de los datos —cinco millones de personas afectadas en España—, estaban las voces de los cuidadores, esos héroes silenciosos del día a día.
También en “Julia en la Onda”, Enrique Ordieres, presidente de Cinfa, recordaba que “la enfermedad nos enseña humildad”. A través de la exposición La mirada del paciente, proponía mirar la dolencia desde la empatía, como quien se asoma a un espejo donde todos, tarde o temprano, nos veremos reflejados.
Y de la emoción al descubrimiento: en “Más de uno”, el divulgador Alberto Aparici nos llevó a su misteriosa “biblioteca del olvido” para explicar una nueva terapia que ayuda al cerebro a limpiarse a sí mismo frente al Alzheimer. Ciencia y poesía en la misma frecuencia.
Por su parte, en “A vivir que son dos días”, Miguel Pita nos recordó que enamorarse es un asunto tan químico como mágico: el cerebro se ilumina, se confunde, se entrega. Una lección de biología que, escuchada en domingo, sonaba también a declaración de vida.
Y cerramos con la voz serena de Paz Calap, en el espacio “Málaga es Bienestar” (Onda Cero), que hablaba de los cambios emocionales del otoño. Porque, decía, “cada estación nos invita a soltar algo”. Quizá también eso sea escuchar: dejar que la naturaleza, y la radio, nos ayuden a reajustar el ánimo.
Así, entre entrevistas, confidencias y silencios compartidos, la radio vuelve a recordarnos su poder: no solo informar, sino acompañar. Porque en un mundo que grita, sigue siendo el lugar donde alguien —una voz, un oyente, una historia— se toma el tiempo de escuchar.
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